Cada vez que hay escogencia de candidatos y candidatas a cargos de elección popular, que el gobierno de turno quiere ocultar problemas de fondo, que existen serios indicios de ilegitimidad o ilegalidad del gobierno, que se pretende imponer una norma o una propuesta sin el más mínimo debate, aparecen en el escenario "Las Encuestas". Este tema hace "moda" en nuestro país, pero ¿A qué apuntan en realidad la mayoría de ellas?, ¿Por qué se desconoce la capacidad de organizaciones y profesionales en Colombia para realizarlas?, ¿Por qué si existen otras entidades internacionales dedicadas al oficio, sólo se contratan las estadounidenses (Gallup, Yan Hass)?...Discurramos un poco.
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EL ENGAÑO DE LAS ENCUESTAS
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La encuesta es, para utilizar una definición general, una herramienta estadística usada por las ciencias, en especial las sociales (Economía, Sociología, etc.) y administrativas (Mercadeo por ejemplo), dentro de sus diseños de campo y metodologías de investigación, con el ánimo de descubrir posturas, tendencias, e intenciones respecto de muchos temas entre diversidad de personas y escenarios. Son herramientas también: el experimento, el panel, los estudios de caso, etc. (Lincoln L. Chao 1975; E. Todtman 1976; Carlos A. Sabino 1978).
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Si bien es cierto, ayudan a comprender fenómenos y sucesos, a estudiar comportamientos, a inferir tendencias...también lo es que no son siempre ciertas ni mucho menos infalibles.
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Se ha vuelto muy común en Colombia utilizarlas en el escenario político; pues permiten "inclinar la balanza" en favor de distintas opciones aparentemente válidas, aparentemente convenientes. Las encuestas hechas en Colombia pretenden pronosticar un suceso político con muestras irrisorias que no superan siquiera el 5% del universo en estudio y con metodologías absolutamente ajenas a la realidad social y económica del país; desechando con ello todos los cánones de la auténtica estadística, de los procesos de investigación serios, del método científico puro. Los medios de comunicación (¿?) y algunas campañas políticas, han pretendido en los últimos años volver los resultados de éstas "verdades absolutas", "realidades infalibles", con la intención de manipular la opinión pública y favorecer intereses específicos. Ya en varias ocasiones les ha fallado el truco (recordar como las encuestas favorecían ampliamente a Horacio Serpa Uribe en las elecciones presidenciales 1998-2002 y el resultado final fue absolutamente contrario).
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En varios países europeos como Bélgica, Finlandia, Holanda, Suecia, etc., es prohibido su uso con varios meses de anticipación a procesos electorales; pues se consideran como "formas de manipulación y chantaje de la opinión pública".
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¿Dónde está el veneno de las encuestas ?
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En que no permiten la decisión seria, personal y sin prejuicios del elector. En que vuelven "moda" una forma de pensar, una propuesta, un programa, un candidato. En que inclinan la balanza en favor de intereses específicos y no generales. En síntesis, en que manipulan y chantajean a la opinión pública.
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Es necesario entonces, rechazar enfáticamente ésta forma sucia de usarlas y dejarlas como herramienta seria de investigación.
Quiero invitarl@s desde aquí a creer menos en las encuestas políticas y a creer más en sus propias convicciones y anhelos. A someter a un serio escrutinio las propuestas que formuladas a través de encuestas, parecen convenientes y favorables, a votar decididamente por los candidat@s de su predilección sin la influencia de éstas; pues con ellas están chantajeando al pueblo, manipulando la opinión pública, irrespetando la inteligencia de los ciudadanos y manoseando la democracia.
EL ENGAÑO DE LAS ENCUESTAS
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La encuesta es, para utilizar una definición general, una herramienta estadística usada por las ciencias, en especial las sociales (Economía, Sociología, etc.) y administrativas (Mercadeo por ejemplo), dentro de sus diseños de campo y metodologías de investigación, con el ánimo de descubrir posturas, tendencias, e intenciones respecto de muchos temas entre diversidad de personas y escenarios. Son herramientas también: el experimento, el panel, los estudios de caso, etc. (Lincoln L. Chao 1975; E. Todtman 1976; Carlos A. Sabino 1978).
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Si bien es cierto, ayudan a comprender fenómenos y sucesos, a estudiar comportamientos, a inferir tendencias...también lo es que no son siempre ciertas ni mucho menos infalibles.
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Se ha vuelto muy común en Colombia utilizarlas en el escenario político; pues permiten "inclinar la balanza" en favor de distintas opciones aparentemente válidas, aparentemente convenientes. Las encuestas hechas en Colombia pretenden pronosticar un suceso político con muestras irrisorias que no superan siquiera el 5% del universo en estudio y con metodologías absolutamente ajenas a la realidad social y económica del país; desechando con ello todos los cánones de la auténtica estadística, de los procesos de investigación serios, del método científico puro. Los medios de comunicación (¿?) y algunas campañas políticas, han pretendido en los últimos años volver los resultados de éstas "verdades absolutas", "realidades infalibles", con la intención de manipular la opinión pública y favorecer intereses específicos. Ya en varias ocasiones les ha fallado el truco (recordar como las encuestas favorecían ampliamente a Horacio Serpa Uribe en las elecciones presidenciales 1998-2002 y el resultado final fue absolutamente contrario).
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En varios países europeos como Bélgica, Finlandia, Holanda, Suecia, etc., es prohibido su uso con varios meses de anticipación a procesos electorales; pues se consideran como "formas de manipulación y chantaje de la opinión pública".
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¿Dónde está el veneno de las encuestas ?
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En que no permiten la decisión seria, personal y sin prejuicios del elector. En que vuelven "moda" una forma de pensar, una propuesta, un programa, un candidato. En que inclinan la balanza en favor de intereses específicos y no generales. En síntesis, en que manipulan y chantajean a la opinión pública.
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Es necesario entonces, rechazar enfáticamente ésta forma sucia de usarlas y dejarlas como herramienta seria de investigación.
Quiero invitarl@s desde aquí a creer menos en las encuestas políticas y a creer más en sus propias convicciones y anhelos. A someter a un serio escrutinio las propuestas que formuladas a través de encuestas, parecen convenientes y favorables, a votar decididamente por los candidat@s de su predilección sin la influencia de éstas; pues con ellas están chantajeando al pueblo, manipulando la opinión pública, irrespetando la inteligencia de los ciudadanos y manoseando la democracia.
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He ahí el engaño de las encuestas.
He ahí el engaño de las encuestas.
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